Vi que en la providencia de Dios las viudas y los huérfanos, los ciegos, los sordos, los cojos y los afligidos en una diversidad de formas, han sido colocados en estrecha relación cristiana con su iglesia, para probar a su pueblo y desarrollar su verdadero carácter. Los ángeles de Dios están observando para ver cómo tratamos a estas personas que necesitan nuestro apoyo, amor y benevolencia desinteresada…Si profesamos la verdadera religión de la Biblia, sentiremos que tenemos con Cristo una deuda de amor, bondad e interés en favor de sus hermanos; y no podemos menos que evidenciar nuestra gratitud por el amor inmensurable que nos mostró mientras éramos pecadores indignos de su gracia, teniendo un profundo interés y un amor desinteresado por aquellos que son nuestros hermanos y que son menos afortunados que nosotros.
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Durante gran parte de su historia, la Iglesia Adventista del Séptimo Día se ha comprometido a llegar a todos los rincones del mundo anunciando las buenas nuevas de Jesucristo, sin importar la ubicación geográfica, el idioma o el estilo de vida. (Lea más sobre esto en un blog anterior). De hecho, la Iglesia Adventista se toma muy en serio la Gran Comisión.
Sin embargo, dentro de los muros de nuestra iglesia, hay un grupo específico de personas cuyas necesidades pueden ser esencialmente “inalcanzables”: las personas con discapacidades. Muchas de estas personas, no solo experimentan barreras de acceso en sus comunidades, sino también en sus iglesias; estas barreras pueden ser tanto físicas como sociales. Si bien muchas iglesias han trabajado para eliminar las barreras físicas, todavía existen barreras estructurales que impiden que los miembros con discapacidades participen plenamente en la vida de la iglesia.
Al evaluar muchos aspectos importantes de la vida de la iglesia y la comprensión de los miembros de las creencias adventistas, la Encuesta Mundial para miembros de la Iglesia (GCMS) 2017-2018 también recopiló información demográfica importante sobre los miembros adventistas en todo el mundo. Un área evaluada fue si los miembros tenían discapacidades o eran sordos.((Las personas sordas se consideran un grupo cultural con idiomas únicos.)) De los 60.040 encuestados:
- 1.3% eran sordos;
- 2.5% tenía otra discapacidad relacionada con la audición
- 2.2% tenía discapacidad motriz
- 5,8% tenía discapacidad visual
- 1,7% tenía discapacidad cognitiva
- 1.3% tenía discapacidad del habla
- 2.8% informó tener otro tipo de discapacidad (es decir, “otro”).
GCMS 2017-18, Q3, n=60,040
Históricamente, a las personas con discapacidades y sordos se les ha negado la oportunidad de participar plenamente en varios aspectos de la sociedad, incluida la vida religiosa y de la iglesia.((S. Trecartin and T. Trecartin, “Disability and the Church: Removing Barriers to the Kingdom of God,” in Church and Society: Missiological Challenges for the Seventh-day Adventist Church, ed. R. Maier (Berrien Springs, MI: Andrews University Theological Seminary, Department of World Missions, 2015).)) Si la Iglesia Adventista del Séptimo Día está verdaderamente comprometida con ser una iglesia que busca la participación total de sus miembros, debemos tratar de comprender mejor no solo los desafíos que enfrentan las personas con discapacidades y los sordos en relación con el acceso físico, sino también trabajar para eliminar la exclusión social que estos grupos padecen cuando participan de la vida de la iglesia.
La forma en que uno entiende la discapacidad influye en gran medida en la forma en que tratan a las personas con discapacidad.((J. Smart, Disability, Society, and the Individual, 2nd ed. (Austin, TX: PRO-ED, 2009).)) Un enfoque simplista que reduce la discapacidad a un problema moral, médico o social dará como resultado una mayor marginación. El modelo médico de discapacidad asume que la discapacidad es de origen biológico o patológico, y el individuo se convierte en el problema del foco.((S. Burch and I. Sutherland, “Who’s Not Yet Here? American Disability History,” Radical History Review 94 (2006): 127–147; J. Hayes and E. Hannold, “The Road to Empowerment: A Historical Perspective on the Medicalization of Disability,” Journal of Health and Human Services Administration 30 (2007): 352–377.)) Por el contrario, el modelo social de discapacidad ofrece una explicación de las discapacidades que ayuda a reconocer el papel de la sociedad en la creación de dichas discapacidades. El importante cambio de ver la discapacidad como un déficit individual a verla en su relación con las barreras sociales, debería servir como un desafío para que las congregaciones consideren su papel en la eliminación de las barreras que surgen del estigma, las suposiciones y las limitaciones sociales, y no simplemente las restricciones físicas experimentadas por las personas con discapacidad.
Recientemente, la Iglesia Adventista del Séptimo Día lanzó un nuevo programa de la Asociación General llamado Ministerios de necesidades especiales ( Adventist Possibility Ministries – APM). Este programa se enfoca en siete categorías amplias de ministerio: los sordos, los ciegos, las personas con discapacidad física, las personas con discapacidades emocionales y mentales, los huérfanos y los niños vulnerables, los viudos/as y los cuidadores. APM busca generar conciencia, aceptación y acción para y con las personas con discapacidades, y defiende el principio de que “Todos son dotados, necesarios y apreciados”. Es nuestra esperanza y oración que este nuevo programa comience a facilitar el cambio dentro de la Iglesia Adventista en nombre de las personas con discapacidad y las personas sordas. En julio de 2020, tuvo lugar una reunión histórica en la que casi 200 líderes de APM de todo el mundo se reunieron por Zoom para desarrollar estrategias para cada uno de los siete ministerios. Estas estrategias no solo abordarán las barreras físicas y sociales para la inclusión en la vida de la iglesia, sino que priorizarán la participación de las personas con discapacidad y las personas sordas en el alcance misionero, el desarrollo espiritual y el desarrollo del liderazgo.
Cuando considera la presencia de personas con discapacidad y sordos en su congregación, ¿Qué cambios puede hacer o promover usted para que estos grupos de personas no se sientan marginados? ¿Cómo puede su iglesia local eliminar efectivamente las barreras para las personas con discapacidad, permitiéndoles participar en el ministerio? ¿Cómo puede su iglesia apoyar el ministerio de sordos? ¿Cuáles son otros programas, además de APM, que podría elaborar como un recurso para incluir y ministrar de manera más efectiva, a las personas con discapacidad y los sordos en todas sus dimensiones?
Abre tu boca por el mudo. En el juicio de todos los desvalidos. Abre tu boca, juzga con justicia,
Y defiende la causa del pobre y del menesteroso. (Prov. 31:8-9)
Para obtener más información sobre la Encuesta mundial a los miembros de la iglesia (GCMS) 2017-18, vaya al Informe de metaanálisis).