“… perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.… Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos”.
¿Le suena esto como el tipo de iglesia que atraía a la gente? ¿Le parece que esta es el tipo de iglesia a la cual le gustaría pertenecer? Sin embargo, cuando pensamos en cómo operan nuestras iglesias hoy, ¿hacemos un buen trabajo imitando el ejemplo dado por la Iglesia Primitiva?
En la Encuesta mundial de la iglesia 2017-18, se le pidió a los miembros que respondieran a la declaración: “Otras personas en mi iglesia se preocupan por mí”. Mientras que cuatro de cada cinco (80%) de los encuestados estuvieron de acuerdo con esa afirmación, solo el 26% de este porcentaje estuvo totalmente de acuerdo. Lamentablemente, el 15% admitió que no estaba seguro de si otras personas de su iglesia se preocupaban por ellos, y un pequeño porcentaje (6%) no estaba de acuerdo en un grado u otro. Si bien es alentador que muchos miembros se sintieran cuidados, esto plantea la siguiente pregunta: “¿Por qué algunos miembros no sintieron que alguien se preocupaba por ellos?
Cuando se les preguntó sobre su interacción con otros miembros de su iglesia o si los ayudaron a crecer, los miembros informaron sobre una variedad de actividades. Aproximadamente una cuarta parte (24%) de los participantes de la encuesta comentaron que compartían una comida con miembros de la iglesia (que no fueran su familia) una vez a la semana o más. Otro 12% contestó que compartían una comida con otros miembros casi todas las semanas, y el 15% lo hizo aproximadamente una vez al mes. Sin embargo, el 19% de los miembros informó que, en los últimos 12 meses, ¡solo habían compartido una comida con otros miembros de la iglesia una o dos veces, mientras que el 10% respondió que nunca lo habían hecho!
Analizando más profundamente su participación, se les preguntó a los miembros con qué frecuencia en los últimos 12 meses habían ayudado a otro miembro de la iglesia a crecer espiritualmente. Más de una cuarta parte (28%) de los encuestados participaban semanalmente en actividades de crecimiento espiritual. Otro 14% compartió que estaban involucrados en ayudar a otros a crecer espiritualmente casi todas las semanas. Desafortunadamente, el 22% de los miembros informaron que en los últimos doce meses, solo habían estado involucrados en tales experiencias una o dos veces, y el 14% nunca lo había hecho.
Durante esta pandemia mundial de COVID-19, puede ser aún más difícil conectarse y cuidar a quienes nos rodean. La amenaza del virus mantiene a muchos en casa y lejos de otros, lo que puede resultar extremadamente aislante. Si bien puede parecer demasiado difícil congregarse en persona con otros miembros, este es el momento perfecto para encontrar métodos alternativos de participación.
Si está buscando formas alternativas de acercarse e involucrarse con otros miembros de la iglesia durante este momento difícil, aquí hay algunas ideas creativas para construir lazos comunitarios y sociales, incluso en medio de una pandemia:
- Programe una reunión con otro miembro a través de Zoom o Google Meet. Esta es una excelente manera de conectarse y ver a los demás cara a cara. Conectarse de esta manera también requiere que deje de lado otras distracciones, tal como lo haría si estuviera cara a cara y concéntrese completamente en otra persona.
- Llame a un miembro de la iglesia para saludarlo. Muchas veces, cuando llamamos a otros, es con un propósito específico en mente. Sin embargo, a aquellos que se sienten realmente solos en este momento sin duda les encantaría conversar. Considere a los que podrían estar más solos en su congregación y llámelos con el propósito de saludarlos.
- Coman juntos “a distancia física”. Si bien puede ser un desafío debido al clima fresco en muchas regiones geográficas en esta época del año, programe una comida con un amigo (o familia) donde pueda sentarse a dos metros (aprox. seis pies) de distancia, ya sea en mantas de picnic separadas en un parque, en el maletero de su automóvil, etc. Esta es una excelente manera de conversar y compartir una comida juntos, y a la vez mantenerse seguros.
- Ofrezca ayudar a alguien que pueda estar pasando por dificultades. En este momento, muchas personas están teniendo dificultades para satisfacer las necesidades físicas de su familia (o las suyas propias). Ofrezca llevarle una comida a alguien que esté trabajando horas extras en el hospital, cuidar los niños de alguien que esté tratando de trabajar desde casa, sentarse con un niño durante una clase de aprendizaje remoto o contribuir con las necesidades financieras de alguien. Si bien todas estas pueden parecer pequeñas formas de ayudar, pueden marcar una gran diferencia para levantar la moral y mostrar el amor de Jesús a los demás.
Recordemos que Jesús dijo: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.” (Jn. 13:35 RVR1960).
¿Qué puede hacer USTED para alcanzar y ayudar a aquellos en su iglesia? ¡Comparta sus ideas con su iglesia y amigos!