Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra. Servid a Jehová con alegría; Venid ante su presencia con regocijo. Reconoced que Jehová es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado. Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por sus atrios con alabanza; Alabadle, bendecid su nombre. Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, Y su verdad por todas las generaciones (Salmo 100 RVR1960).
Nunca olvidaremos la pandemia mundial de COVID de 2020. Muchos de nosotros nos vimos obligados a aislarnos, incapaces de ir a trabajar, de ver a amigos y familiares o de reunirnos en la iglesia para el culto. Los efectos del aislamiento social todavía resuenan en la humanidad. En el blog hhs.gov el cirujano general de EE.UU. publicó un informe en 2023 que afirmaba: ¨La desconexión afecta fundamentalmente a nuestra salud mental, física y social. De hecho, la soledad y el aislamiento aumentan el riesgo de que las personas desarrollen problemas de salud mental a lo largo de su vida, y la falta de conexión puede aumentar el riesgo de muerte prematura hasta niveles comparables a fumar a diario¨.[1]
Durante la pandemia, muchas iglesias cerraron temporalmente para evitar la propagación del COVID. La Encuesta Mundial de Miembros de Iglesia 2023 reveló que, en todo el mundo, casi uno de cada cinco miembros (21,7%) informó de que su iglesia siguió reuniéndose cara a cara, prácticamente la misma proporción (21,3%) informó de que su iglesia cerró durante un tiempo, sin opción de culto a distancia, el 53,3% de las iglesias de los miembros se reunieron a distancia durante el período en que no pudieron reunirse en persona y, lamentablemente, el 3,8% de los miembros informó de que su iglesia cerró permanentemente debido a la pandemia.

Cuando se preguntó a los miembros sobre su experiencia de culto durante la pandemia, el 21,1% dijo que había seguido celebrando el culto cara a cara en una iglesia, y el 31,5% que se había reunido cara a cara con otros adventistas en un entorno ajeno a la iglesia, como una iglesia en casa. Alrededor del 27% de los miembros asistía a su iglesia local a distancia, y el 6,9% asistía a distancia a una iglesia adventista situada en un lugar diferente. Algo más del 12% admitió que dejó de asistir a la iglesia durante un tiempo, y el 1,2% asistió a una iglesia no adventista, ya fuera presencial o a distancia.

Desafortunadamente, aún no hay datos sobre cuántas de las personas que dejaron de asistir a la iglesia durante la pandemia no han vuelto a hacerlo. Esperemos que la próxima Encuesta Mundial de Miembros de Iglesia pueda darnos esas respuestas. Mientras tanto, debemos averiguar quiénes faltan en nuestras iglesias y esforzarnos por acercarnos a ellos y traerlos de vuelta. El reciente estudio sobre los exmiembros aportó pruebas claras de que muchas personas se alejan de la iglesia, no por cuestiones doctrinales, sino a causa de algún acontecimiento importante en su vida (una muerte, un divorcio, un nuevo trabajo, un traslado importante o una pandemia mundial), cuando están demasiado ocupados o estresados o afligidos para asistir a la iglesia. Una semana se convierte en dos semanas o un mes, y cuanto más tiempo permanecen ausentes, más difícil les resulta hacer el esfuerzo de volver. Es nuestra responsabilidad, como familia de la Iglesia, darnos cuenta cuando no hemos visto a nuestros amigos durante una semana o dos y hacerles una llamada o una visita para saber cómo están y si podemos ayudarles.
Puede acceder al informe completo aquí.
Elaborado en colaboración con el Departamento de Ministerios de la Iglesia.
Publicado por ASTR el 08/28/2024.
[1] https://www.hhs.gov/about/news/2023/05/03/new-surgeon-general-advisory-raises-alarm-about-devastating-impact-epidemic-loneliness-isolation-united-states.html