Creciendo en la Madurez Espiritual

Correo junio 11, 2018

‘Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente’ —le respondió Jesús.

Mateo 22:37

Cuando amas a alguien, es difícil ocultar ese amor. Esto es evidente cuando un novio y una novia se miran a los ojos al decir sus votos; o cuando un padre acurruca a su bebé recién nacido durante esos primeros y preciosos días; cuando una pareja mayor se sienta feliz tomados de la mano, sin necesidad de hablar, solo disfrutando su compañerismo. Sí, cuando amas a alguien, todos se dan cuenta.

Lo mismo es cierto de nuestro amor por Dios. Si lo amamos, entonces nuestras vidas reflejaran esa relación con él. Es imposible para nosotros amarlo y tener una verdadera relación con él sin que todo nuestro mundo cambie. A medida que maduramos espiritualmente y crecemos en nuestra relación con Dios, nuestras vidas continúan reflejando ese amor más profundamente.

Nuestro último blog examinó diferentes factores que son parte de la madurez espiritual: específicamente, la responsabilidad que tenemos hacia los demás. Sin embargo, la encuesta de 2013 de los miembros de la iglesia, realizada bajo la dirección de la Oficina de Archivos, Estadísticas e Investigación de la Asociación General, también examinó otros elementos y actitudes relacionados con la madurez espiritual.

Uno de los indicadores de madurez espiritual es el crecimiento espiritual continuo. Cuando a los miembros de la iglesia se les preguntó si buscaban oportunidades que les ayuden a crecer espiritualmente, más de un tercio (39%) de los encuestados indicaron que a menudo lo hacen. Además, aproximadamente dos de cada cinco encuestados (40%) dijeron que sus acciones y prácticas diarias reflejan su compromiso con Jesús.

Una relación con Cristo es evidente en todos los aspectos de nuestra vida. Cuando se les preguntó específicamente cómo les afecta su relación con Dios:

• Casi uno de cada dos encuestados (49%) compartió que a menudo sienten que su vida es significativa y está llena de propósito
• Más de la mitad (55%) informaron que verdaderamente sienten que Dios los está guiando 

• Casi tres de cada cuatro (73%) indicaron que la belleza de la creación de Dios me inspira.

Otro aspecto de la madurez espiritual, y por lo tanto una manifestación de nuestra relación con Dios, es la aplicación de nuestra fe a todos los aspectos de la vida. Si bien podría ser fácil aplicar nuestra fe a la vida en la iglesia y la vida familiar, ¿qué hay de las otras áreas? Cuando se les preguntó si aplicaban su fe a cuestiones políticas y sociales, menos de un cuarto (23%) de los encuestados compartió que a menudo lo hacen. Esta es, al parecer, un área de la madurez espiritual que está débil a nivel mundial.

Aun que nuestra relación con Cristo es el factor principal que indica nuestra madurez espiritual, es imposible crecer esta relación sin ministrar a otros como el hizo. Además, es fácil ver reportes como este y los del último blog y pensar: “Estas respuestas son de otra gente, y no se aplican a mi iglesia local.” Sin embargo, todos somos un solo Cuerpo: cuando una parte está débil, todos sufrimos. ¿Cómo podemos fortalecer a nuestra Iglesia entera? ¿Y en qué áreas tenemos que crecer personalmente? 

Para obtener más información sobre este estudio y sus hallazgos, vea esta página.